lunes, 22 de octubre de 2012

Lo mejor de aquí y de allí y el valor que le otorgamos

Ayer mi amigo @tardesderecreo hacía una reflexión en su twitter en la profundizaba luego en su blog, en una crónica del concierto de Extremoduro en Bilbao. era la siguiente: "Nos volvemos locos cuando viene una banda extranjera e ignoramos a diario a las bandas de aquí que se dejan la ilusión y las ganas a diario".

Esto me ha hecho pensar y quería mostrar mi profunda decepción por esto, sumándome a su opinión. El mes pasado salían a la venta las entradas para el concierto de Leiva e Iván Ferreiro en Galileo Galieli el próximo 29 de octubre al precio de 23 euros. Es decir, dos artistas nacionales, que suelen cobrar eso en sus conciertos individuales, dan un concierto conjunto y cobran lo mismo que si actuara solo uno de ellos. Evidentemente las entradas se agotaron rápido, pero todas las personas que van que yo conozco, yo incluido, decíamos lo mismo: "Es muy caro en los tiempos que corren" (más desde la subida del IVA).

Nunca había pensado estas cosas hasta el pasado concierto de Coldplay. Cuando sacaron a la venta Mylo Xiloto vendieron todo en Las Ventas en muy poco tiempo con un precio mínimo de 50 euros (aún sin IVA). En ese lugar tocaron 60 minutos. Después llegó el turno del Calderón, concierto al que fui invitado con una entrada que costaba 80 euros, que todo fan pagó sin excesivas quejas (tampoco había IVA). Ese día, que había llovido, hacía frío, y muchos otros no habrían tocado, todo hay que decirlo, estuvieron sobre el escenario 90 minutos.


Cualquier artista español y grupo que está empezando toca, al menos, unas dos horas de concierto cuando no son casi tres. En cualquier sala pequeña de Madrid, donde la entrada cuesta entre 6 y 12€, se puede ver una actuación de unas dos horas de muchos artistas que intentan ganarse la vida con la música con verdadero trabajo e ilusión. Eso si, nos cuesta una barbaridad apoyar a las bandas y solistas nacionales y pagamos verdaderas locuras por artistas internacionales que, en muchos casos, son fruto de un boom momentáneo con una discográfica detrás que apuesta verdaderamente por ellos, algo que aquí no ocurre. Al menos ahora la proliferación de festivales y los avances de las redes sociales posibilitan que lleguen a gente que de otra forma no sabría ni que existen.

¿Es culpa de estas discográficas? En cierta parte si, ya que son ellas las que ponen el dinero. ¿Pero no es también culpa de una sociedad acostumbrada a infravalorar (o generalmente desconocer) lo propio y sobrevalorar lo internacional? Un compañero mío me contaba ayer que ocurre en todos los lugares, no es algo exclusivo de España.

Quizás por mis circunstancias he visto empezar a muchos artistas, grupos de chavales a los que les sobraban las ganas y la ilusión y que a día de hoy no han visto recompensado ese esfuerzo a pesar de sacar discos que verdaderamente valen la pena. A la moral que se necesita se suma el dinero que cuesta sacar un proyecto adelante. El tiempo lo va erosionando todo y lo único que aumentan son las ganas de rendirse. Afortunadamente, la mayoría no lo hace y sigue dándole a sus seguidores motivos para creer en ellos.


Mi humilde recomendación: apostar por lo nacional, pero apostar de verdad. No dedicarnos a alabar a un grupo español  que hemos escuchado en Spotify o visto en el festival de turno pero a la hora de la verdad no invertir 12 euros en comprar su disco o ver uno de sus conciertos. Por estas actitudes nos estamos perdiendo verdaderas obras de arte que se pueden encontrar en pequeñas salas, donde yo he descubierto el verdadero amor por la música. Con esto, evidentemente, no quiero decir que porque sea nacional haya que apoyarlo o que lo internacional no se merezca lo que paga por ello.

Otra excusa es: "Este disco no cuesta este dinero". Claro que no, como ninguna de las cosas que compramos. Si no nos queremos gastar el dinero en algo digámoslo, pero no nos amparemos en excusas que  nos pueden desarmar en cualquier momento. A día de hoy los artistas se ven obligados a hacer crowdfundings, es decir, asegurarse de que sus fans van a comprar sus discos recibiendo el pago por adelantado y utilizando ese dinero para financiar sus proyectos. Por no hablar de todos aquellos que se autoeditan sus propios discos para poder salir adelante.

Hay muchas vías de escape y gente que vale de pena. Nos están esperando en las salas, en internet, en youtube. Pero no nos pueden dar más si no colaboramos con la causa invirtiendo en ellos. Y eso, señores, se paga con dinero. Como todo en esta vida.

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